El uso de **materiales sostenibles como el hormigón reciclado y los bioplásticos en estructuras de gran escala** no es solo una moda pasajera, sino una necesidad urgente para combatir la huella ambiental brutal de la industria de la construcción, responsable de aproximadamente el 40% de las emisiones globales de CO₂. Pero, ¿realmente estamos dispuestos a sacrificar seguridad y rendimiento en nombre de la sostenibilidad? ¿O acaso estamos subestimando el potencial revolucionario de estos materiales?
El hormigón reciclado, producto de triturar y clasificar residuos de demolición para reutilizarlos como áridos, ha dejado de ser un simple llenadero de desperdicios. Hoy se utiliza en aplicaciones estructurales, como bloques, adoquines, tuberías e incluso en bases para carreteras. Estudios recientes demuestran que los hormigones que contienen hasta un 75% de áridos reciclados alcanzan entre el 92% y 100% de la resistencia de los convencionales, desafiando el mito de que lo reciclado es inferior[1][3][6].
Además, innovaciones como el proceso químico-mecánico de reciclaje “reCO₂ver” de Sika no solo recuperan materiales de alta calidad sino que fijan CO₂ en el hormigón reciclado, ayudando a desacelerar el cambio climático. Sin embargo, pese a estas evidencias, solo el 30% del material suele emplearse actualmente en hormigón estructural por reticencias regulatorias y técnicas, lo que limita su impacto potencial[2][5].
Pero aquí viene la pregunta provocadora: ¿qué pasa si la negativa a adoptar masivamente estos materiales sostenibles persiste y seguimos construyendo con hormigón “nuevo”, intensivo en clinker y energía? Vemos cada año cómo terremotos recientes, como el de Turquía-Siria (2023), sacuden estructuras que podrían haberse beneficiado de materiales más ligeros, flexibles y menos rígidos —características propias de algunos bioplásticos y mezclas con hormigón reciclado—, ¿cuántas vidas y recursos seguimos poniendo en riesgo por falta de innovación y voluntad?
Ejemplos reales en los Países Bajos y otros países que han incorporado hormigón reciclado en infraestructura crítica muestran que **este desafío técnico y normativo no es insuperable**[4]. Y en cuanto a los bioplásticos aplicados en encofrados y componentes estructurales, la revolución apenas comienza, con el potencial de reducir aún más la demanda de materiales fósiles y la huella de carbono en construcciones de gran escala.
El debate está servido: ¿Estamos ante el futuro inevitable de la construcción sostenible, o seguiremos blindados en la comodidad de viejos estándares que condenan al planeta? ¿Es ética y técnicamente defendible ignorar las ventajas del hormigón reciclado y los bioplásticos, tras ver que pueden cumplir con las exigencias de seguridad incluso en zonas sísmicas? ¿Cuál debería ser el papel de legisladores, ingenieros y arquitectos en liderar o frenar esta transición?
Comparte tu opinión: ¿Crees que las estructuras del mañana deben ser verdes y más resistentes o prefieres la seguridad del hormigón tradicional, aunque sea a costa del planeta?
**Datos clave para reflexionar:**
- La construcción genera el 40% de las emisiones globales de carbono.
- Hasta un 75% de áridos reciclados en hormigón puede mantener la resistencia estructural entre 92% y 100%.
- Solamente se recicla y reutiliza el 30% del hormigón demolido en aplicaciones estructurales.
- Procesos innovadores pueden fijar CO₂ en hormigón reciclado, ayudando a mitigar el cambio climático.
- Fallos estructurales en terremotos recientes cuestionan materiales convencionales frente a nuevos compuestos más resilientes.
¿Genial avance o riesgo innecesario? ¿Qué opinas? ¿Estamos dispuestos a evolucionar o preferimos seguir construyendo hacia el colapso?
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*Este post busca abrir un debate urgente en LinkedIn, Twitter y Reddit sobre la sostenibilidad en la ingeniería civil y construcción, invitando a profesionales y ciudadanos preocupados por el planeta y la seguridad a reflexionar y actuar.*
En el diseño de puentes, viaductos u otro tipo de estructuras viales en Chile, se diseña utilizando la norma AASHTO 1996, la que no tiene nada que ver con la 2002 que se refiere al método LRFD. Para determinar las cargas vivas, se emplea el camión HS20-44, el cual se presenta a continuación. Además, estas cargas deben ser amplificadas por los siguientes factores: 1. COEFICIENTE DE IMPACTO/CI (AASHTO 3.8) CI = 1 + 15.28/(Lc + 38.1) Donde Lc es la luz de cálculo en metros, y es definida en el punto 3.8.2.2 como sigue: a) Para calzadas de piso es la luz de cálculo. b) Para miembros transversales, como pisos de vigas, es la luz de cálculo de centro a centro de apoyo. c) Para el cálculo de momentos por camión, es la luz de cálculo y para voladizos(cantilevers) la longitud entre el momento máximo y el eje más lejano. d) Para el cálculo de corte por camión, es la longitud desde el punto cargado hasta el punto más lejano. Es decir, si deseo calcular el corte en el extremo, el CI ...
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